No hace falta ser un gran experto en tenis para saber lo que significa hacer el "Grand Slam". Básicamente, consiste en conseguir ganar los cuatro grandes torneos del circuito: el Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon, y el Open de Estados Unidos. Muchos grandes tenistas de ambos sexos lo han conseguido, aunque la lista se reduce si pasamos a hablar del "Verdadero Grand Slam", ganar los cuatro grandes el mismo año. Con esa gran hazaña en su currículum sólo tenemos a Don Budge (1938), Maureen Connolly (1953), Rod Laver (1962 y 1969) y Margaret Court (1970).
Sin embargo, existe un reto aún mayor, el llamado "Verdadero Golden Slam". Para conseguirlo no sólo hay que ganar los famosos cuatro torneos, sino que hay que añadirle la medalla de oro en el torneo individual de los Juegos Olímpicos. Se trata, por lo tanto, de una hazaña únicamente factible cada cuatro años, y que parecería casi imposible de realizar... de no ser porque ya se ha realizado. Ocurrió en 1988, y su protagonista fue una mujer, una de las mejores tenistas de todos los tiempos: la alemana Steffi Graf. A esa gran proeza va dedicado este post.
Entrar a explicar detalladamente todo lo acontecido en la carrera de Steffi en los años previos y posteriores sería salirnos del objetivo de esta entrada, así que a modo de introducción me limitaré a explicar cual era el status de la tenista alemana a principios del 88. Para entonces, y a pesar de contar con solo 18 años, Graf ya es una de las primeras espadas en el tenis femenino. La temporada anterior había sido más que brillante: se había alzado con la victoria en 11 torneos, incluyendo un Grand Slam como Roland Garros y el WTA Tour Championships. También había llegado a las finales de Wimbledon y del Open de Estados Unidos (en ambas ocasiones perdidas ante Martina Navratilova). Tales exitos habían supuesto que Graf dejara de ser la promesa que debutara muy precozmente en 1982 para convertirse en una de las jugadoras más temidas del circuito, destacando sobre todo por su potentísimos golpes de derecha y por su magnífica resistencia física.
ABIERTO DE AUSTRALIA
El año de gloria de Steffi empezó a gestarse en enero sobre el cemento de Flinders Park, Melbourne. Al torneo ya acudía como primera cabeza de serie, y desde luego cumplió con las expectativas que se esperan de la número uno, logrando ganar el campeonato sin ceder un solo set. Su camino hasta la final fue bastante cómodo, superando a todas sus rivales con solvencia, incluso a la anterior campeona Hana Mandliková en el duelo de cuartos (6-2, 6-2).
Ya en el partido decisivo, Graf tuvo enfrente a la estadounidense Chris Evert, ya veterana pero aún entre las mejores. Steffi sentenció por la vía rápida el primer set (6-1), y parecía que iba a lograr lo mismo en el segundo, en el que llegó a ponerse 5-1-, pero una formidable reacción de Evert obligó a decidir la manga en el tie-break. Allí, Graf sacó lo mejor de sí misma y logró imponerse por 7-3. El primer "Grand Slam" ya llevaba su nombre.
ROLAND GARROS
En el torneo por excelencia sobre tierra batida, que ya había ganado el año anterior, Graf puso el listón aún más alto. Roland Garros fue casi un paseo para la alemana, que de nuevo finalizó el torneo como campeona sin ceder un solo set. De hecho, tan solo perdió 20 juegos en todo el campeonato, y nueve de ellos fueron en el único partido que tuvo cierta dificultad para Steffi: la semifinal contra Gabriela Sabatini.
En la final, en cambio, todo fue sobre ruedas para Graf, que machacó sin miramientos a la jovencísima Natalia Zvereva. En tan solo 32 minutos Steffi le endosó a la soviética un doble 6-0, pasando a los anales como la final más corta de un torneo del "Grand Slam". Su segundo título sobre la tierra francesa confirmaba el liderazgo de Graf en el tenis en general y en esta superficie en particular.
WIMBLEDON
Apenas un mes más tarde, Graf aumentó su leyenda sumando el tercer "Grand Slam" de la temporada y su primer título en la mítica hierba de Wimbledon. Su trayectoria hasta la final fue parecida a la de los torneos ya mencionados, sin ceder un solo set y superando con claridad y contundencia a todas sus rivales. Ni siquiera Pam Shriver, su rival en semfinales, pudo ponerla en dificultades (6-1 y 6-2).
Pero la final era otro cantar. Allí esperaba la temible Martina Navratilova, número uno indiscutible hasta que Steffi había dado el salto de calidad. A sus 31 años, la tenista de Praga llevaba seis años consecutivos ganando en Wimbledon, y acumulaba ya ocho triunfos en Londres. Había derrotado a Graf en el mismo torneo el año anterior, y parecía ser la única en disposición de cortar la racha de la alemana en las grandes citas.
Fue un partido intenso, extraordinario, que marcó defintivamente el fin del dominio de la entonces checoslovaca para cederle el testigo a la joven y vital Steffi. El primer set fue para Navratilova, que pese a ir perdiendo por 5-3, fue capaz de remontar para imponerse 7-5. La racha de Martina se mantuvo en los dos primeros juegos de la segunda manga, pero a partir de ahí la fuerza mental de Graf y el enorme desgaste físico que había hecho Navratilova (trece años mayor que su rival) fueron los elementos clave. Steffi le endosó nueve juegos seguidos a Martina, ganando el segundo set (6-2) y dejando casi sentenciado el tercero con dos breaks. Al final, 6-1 en la tercera manga, y la alemana cada vez más cerca de la misión imposible.
US OPEN
El último de los cuatro grandes se disputaba en Flushing Meadows, Nueva York. Obviamente, Steffi era la favorita, y los pronósticos volvieron a confirmarse. Los partidos previos a la final fueron incluso más plácidos que en los torneos anteriores: en los cinco que jugó, volvió a no ceder ningún set y solo perdió 13 juegos; y además se ahorró el partido de semifinales, al no poder presentarse su rival (Chris Evert) por enfermedad. Sólo la americana Fendick en cuarta ronda hizo sudar un poco a la alemana (6-4, 6-2).
En la final, le esperaba una rival muy especial: su habitual compañera en dobles Gabriela Sabatini. La argentina, que tenía el honor de haber derrotado dos veces a Graf en aquella triunfante temporada, opuso resistencia, jugó duro e incluso logró robarle el segundo set. Pero la resistencia física y la devastadora diestra de Graf terminaron por hacer que la lógica se impusiera. Con un resultado de 6-3, 3-6 y 6-1, Graf completaba el "Grand Slam" y dirigía su mirada hacia el reto definitivo: los Juegos Olímpicos de Seúl.
SEÚL 88
El "Golden Slam" se completó el 1 de octubre, sobre la pista dura del Olympic Park Tennis Center de Seúl. En su camino hacia la medalla de oro, Graf tumbó sucesivamente a Meshki (7-5, 6-1), Suire (6-3, 6-0), Savchenko (6-2, 4-6, 6-3) y Garrison (6-2, 6-0). Especialmente complicado fue su partido de cuartos de final contra Larissa Savchenko, que le ganó el segundo set y llegó a ponerse por delante con 1-3 en la manga final. Steffi tuvo que emplearse a fondo para conseguir doblegar a la sorprendente jugadora soviética.
En la final, Graf volvía a encontrarse con Sabatini, como pocas semanas antes. Y la volvió a derrotar, esta vez sin concederle un set con el que la argentina pudiera hacerse ilusiones. Imponiendo su fuerza por encima de la técnica de Sabatini, Graf cerró el partido en algo más de 80 minutos, con un doble 6-3 en el marcador. Con su segundo oro olímpico (ya había logrado ese metal en Los Angeles 84, aunque entonces el tenis era deporte de exhibición), Graf completaba la temporada más redonda que un tenista jamás haya logrado.
Para finalizar la entrada, os dejo un par de vídeos que en mi opinión merecen la pena. El primero, es un resumen con algunos de los mejores momentos de aquella mítica temporada de Steffi. El segundo es la final de Wimbledon de 1988, el magnífico partido que ya he comentado antes entre Graf y Navratilova. Soy consciente de que un vídeo de más de hora y media no es algo que se pueda ver en cualquier momento, pero si os gusta el tenis y disponéis de tiempo, estoy seguro de que no lo lamentaréis.