sábado, 8 de junio de 2013

¡GOLDEN SLAM!

No hace falta ser un gran experto en tenis para saber lo que significa hacer el "Grand Slam". Básicamente, consiste en conseguir ganar los cuatro grandes torneos del circuito: el Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon, y el Open de Estados Unidos. Muchos grandes tenistas de ambos sexos lo han conseguido, aunque la lista se reduce si pasamos a hablar del "Verdadero Grand Slam", ganar los cuatro grandes el mismo año. Con esa gran hazaña en su currículum sólo tenemos a Don Budge (1938), Maureen Connolly (1953), Rod Laver (1962 y 1969) y Margaret Court (1970).

Sin embargo, existe un reto aún mayor, el llamado "Verdadero Golden Slam". Para conseguirlo no sólo hay que ganar los famosos cuatro torneos, sino que hay que añadirle la medalla de oro en el torneo individual de los Juegos Olímpicos. Se trata, por lo tanto, de una hazaña únicamente factible cada cuatro años, y que parecería casi imposible de realizar... de no ser porque ya se ha realizado. Ocurrió en 1988, y su protagonista fue una mujer, una de las mejores tenistas de todos los tiempos: la alemana Steffi Graf. A esa gran proeza va dedicado este post.



Entrar a explicar detalladamente todo lo acontecido en la carrera de Steffi en los años previos y posteriores sería salirnos del objetivo de esta entrada, así que a modo de introducción me limitaré a explicar cual era el status de la tenista alemana a principios del 88. Para entonces, y a pesar de contar con solo 18 años, Graf ya es una de las primeras espadas en el tenis femenino. La temporada anterior había sido más que brillante: se había alzado con la victoria en 11 torneos, incluyendo un Grand Slam como Roland Garros y el WTA Tour Championships. También había llegado a las finales de Wimbledon y del Open de Estados Unidos (en ambas ocasiones perdidas ante Martina Navratilova). Tales exitos habían supuesto que Graf dejara de ser la promesa que debutara muy precozmente en 1982 para convertirse en una de las jugadoras más temidas del circuito, destacando sobre todo por su potentísimos golpes de derecha y por su magnífica resistencia física.

ABIERTO DE AUSTRALIA


El año de gloria de Steffi empezó a gestarse en enero sobre el cemento de Flinders Park, Melbourne. Al torneo ya acudía como primera cabeza de serie, y desde luego cumplió con las expectativas que se esperan de la número uno, logrando ganar el campeonato sin ceder un solo set. Su camino hasta la final fue bastante cómodo, superando a todas sus rivales con solvencia, incluso a la anterior campeona Hana Mandliková en el duelo de cuartos (6-2, 6-2).

Ya en el partido decisivo, Graf tuvo enfrente a la estadounidense Chris Evert, ya veterana pero aún entre las mejores. Steffi sentenció por la vía rápida el primer set (6-1), y parecía que iba a lograr lo mismo en el segundo, en el que llegó a ponerse 5-1-, pero una formidable reacción de Evert obligó a decidir la manga en el tie-break. Allí, Graf sacó lo mejor de sí misma y logró imponerse por 7-3. El primer "Grand Slam" ya llevaba su nombre.

ROLAND GARROS


En el torneo por excelencia sobre tierra batida, que ya había ganado el año anterior, Graf puso el listón aún más alto. Roland Garros fue casi un paseo para la alemana, que de nuevo finalizó el torneo como campeona sin ceder un solo set. De hecho, tan solo perdió 20 juegos en todo el campeonato, y nueve de ellos fueron en el único partido que tuvo cierta dificultad para Steffi: la semifinal contra Gabriela Sabatini.

En la final, en cambio, todo fue sobre ruedas para Graf, que machacó sin miramientos a la jovencísima Natalia Zvereva. En tan solo 32 minutos Steffi le endosó a la soviética un doble 6-0, pasando a los anales como la final más corta de un torneo del "Grand Slam". Su segundo título sobre la tierra francesa confirmaba el liderazgo de Graf en el tenis en general y en esta superficie en particular.

WIMBLEDON


Apenas un mes más tarde, Graf aumentó su leyenda sumando el tercer "Grand Slam" de la temporada y su primer título en la mítica hierba de Wimbledon. Su trayectoria hasta la final fue parecida a la de los torneos ya mencionados, sin ceder un solo set y superando con claridad y contundencia a todas sus rivales. Ni siquiera Pam Shriver, su rival en semfinales, pudo ponerla en dificultades (6-1 y 6-2).

Pero la final era otro cantar. Allí esperaba la temible Martina Navratilova, número uno indiscutible hasta que Steffi había dado el salto de calidad. A sus 31 años, la tenista de Praga llevaba seis años consecutivos ganando en Wimbledon, y acumulaba ya ocho triunfos en Londres. Había derrotado a Graf en el mismo torneo el año anterior, y parecía ser la única en disposición de cortar la racha de la alemana en las grandes citas.

Fue un partido intenso, extraordinario, que marcó defintivamente el fin del dominio de la entonces checoslovaca para cederle el testigo a la joven y vital Steffi. El primer set fue para Navratilova, que pese a ir perdiendo por 5-3, fue capaz de remontar para imponerse 7-5. La racha de Martina se mantuvo en los dos primeros juegos de la segunda manga, pero a partir de ahí la fuerza mental de Graf y el enorme desgaste físico que había hecho Navratilova (trece años mayor que su rival) fueron los elementos clave. Steffi le endosó nueve juegos seguidos a Martina, ganando el segundo set (6-2) y dejando casi sentenciado el tercero con dos breaks. Al final, 6-1 en la tercera manga, y la alemana cada vez más cerca de la misión imposible.

US OPEN


El último de los cuatro grandes se disputaba en Flushing Meadows, Nueva York. Obviamente, Steffi era la favorita, y los pronósticos volvieron a confirmarse. Los partidos previos a la final fueron incluso más plácidos que en los torneos anteriores: en los cinco que jugó, volvió a no ceder ningún set y solo perdió 13 juegos; y además se ahorró el partido de semifinales, al no poder presentarse su rival (Chris Evert) por enfermedad. Sólo la americana Fendick en cuarta ronda hizo sudar un poco a la alemana (6-4, 6-2).

En la final, le esperaba una rival muy especial: su habitual compañera en dobles Gabriela Sabatini. La argentina, que tenía el honor de haber derrotado dos veces a Graf en aquella triunfante temporada, opuso resistencia, jugó duro e incluso logró robarle el segundo set. Pero la resistencia física y la devastadora diestra de Graf terminaron por hacer que la lógica se impusiera. Con un resultado de 6-3, 3-6 y 6-1, Graf completaba el "Grand Slam" y dirigía su mirada hacia el reto definitivo: los Juegos Olímpicos de Seúl.

SEÚL 88


El "Golden Slam" se completó el 1 de octubre, sobre la pista dura del Olympic Park Tennis Center de Seúl. En su camino hacia la medalla de oro, Graf tumbó sucesivamente a Meshki (7-5, 6-1), Suire (6-3, 6-0), Savchenko (6-2, 4-6, 6-3) y Garrison (6-2, 6-0). Especialmente complicado fue su partido de cuartos de final contra Larissa Savchenko, que le ganó el segundo set y llegó a ponerse por delante con 1-3 en la manga final. Steffi tuvo que emplearse a fondo para conseguir doblegar a la sorprendente jugadora soviética.

En la final, Graf volvía a encontrarse con Sabatini, como pocas semanas antes. Y la volvió a derrotar, esta vez sin concederle un set con el que la argentina pudiera hacerse ilusiones. Imponiendo su fuerza por encima  de la técnica de Sabatini, Graf cerró el partido en algo más de 80 minutos, con un doble 6-3 en el marcador. Con su segundo oro olímpico (ya había logrado ese metal en Los Angeles 84, aunque entonces el tenis era deporte de exhibición), Graf completaba la temporada más redonda que un tenista jamás haya logrado.

Para finalizar la entrada, os dejo un par de vídeos que en mi opinión merecen la pena. El primero, es un resumen con algunos de los mejores momentos de aquella mítica temporada de Steffi. El segundo es la final de Wimbledon de 1988, el magnífico partido que ya he comentado antes entre Graf y Navratilova. Soy consciente de que un vídeo de más de hora y media no es algo que se pueda ver en cualquier momento, pero si os gusta el tenis y disponéis de tiempo, estoy seguro de que no lo lamentaréis.






lunes, 3 de junio de 2013

RANKING: LOS MEJORES BASES DE LA HISTORIA DE LA NBA

Hoy vuelvo a hablar de baloncesto, y lo hago para dejaros una entrada que tengo desde hace bastante tiempo en la mente: una lista con los mejores bases de la historia de la NBA. Como siempre que se elabora un ranking, hay que tener presente que es algo absolutamente subjetivo. Para gustos colores, y los vuestros no tienen que coincidir con los míos. No obstante, creo que estaremos de acuerdo en que todos los jugadores que he incluído son de indudable talento, aunque a lo mejor los habríais dispuesto en otro orden. Esperando vuestras opiniones en los comentarios, aquí tenéis mi selección.

10: DENNIS JOHNSON


 A muchos la presencia de este jugador en el ranking les resultará un tanto sorprendente, pero Dennis Johnson siempre me ha parecido uno de los jugadores más infravalorados de la época dorada de la NBA. Al talento para dirigir al equipo que siempre tienen los bases, añadía una más que aceptable capacidad anotadora, una gran frialdad en los momentos decisivos y, sobre todo, un excelente trabajo en defensa, que le llevó a estar en 6 ocasiones en el mejor quinteto defensivo. Precisamente por su eficacia defensiva lo ficharon los Boston Celtics en 1983, con los que ganó 2 anillos de campeón (84 y 86), que se unieron al que ya había conseguido con los Seattle Supersonics en 1979 (también fue MVP de aquellas finales).

9: GARY PAYTON

Otro jugador de enormes prestaciones defensivas: en su caso estuvo nueve temporadas consecutivas (del 94 al 2002) en el mejor quinteto defensivo, y es el único base de la historia que ha ganado el premio al jugador defensivo del año (1996). Destacaba especialmente por su facilidad para robar balones, motivo por el que se ganó el apodo de "The Glove" (El guante). Le fueron necesarios cinco equipos y dieciseis temporadas en la NBA para ganar su ansiado anillo, pero al final tuvo su recompensa a su más que brillante carrera con los Miami Heat en el año 2006. Vivió también su momento de gloria con su selección, al ganar dos oros olímpicos (96 y 2000). Sin embargo, su imagen siempre estará ligada a los Seattle Supersonics, equipo con el que jugó trece años y en el que rindió a su mejor nivel.

8: JASON KIDD


Aunque sigue en activo, sus prestaciones han sido más que suficientes para merecer un hueco en este ranking. Como Payton, le costó muchísimo ser campeón (se quedó dos veces a las puertas con los Nets), pero finalmente le llegó su momento de gloria con los Dallas Mavericks en 2011, a los 38 años. Gran defensor, director de juego y asistente, sus galardones impresionan: rookie del año, 5 veces en el mejor equipo de la NBA, 4 veces en el mejor quinteto defensivo, 10 veces all-star y dos veces campeón olímpico. Es, además, uno de los jugadores con más triples-dobles de la historia, gracias a sus más que aceptables cifras en anotación y a su facilidad para capturar rebotes.

7: "PISTOL" PETE MARAVICH


Los problemas físicos y personales, la temprana retirada y el no haber sido campeón han restado lustre a uno de los bases más espectaculares de la historia. Sus momentos más gloriosos los vivió con Louisiana State en el baloncesto universitario, del cual sigue siendo el máximo anotador histórico (3.667 puntos). Como profesional, Atlanta Hawks y New Orleans/ Utah Jazz se beneficiaron de su enorme talento, aunque no siempre pudo rendir al máximo nivel. Dotado de una extraordinaria habilidad para conducir el contragolpe, y con un excelente promedio de 24,2 puntos a lo largo de su carrera en la NBA, para el recuerdo queda también su genial repertorio de asistencias.

6: STEVE NASH


Otro ilustre veterano en activo, cuyas habilidades y trayectoria le hacen merecedor de un lugar en esta lista. Peligroso en el tiro de tres y de extraordinaria eficacia en los tiros libres, Nash es especialmente valorado por ser uno de los mejores directores de juego y asistentes de la historia de la NBA. No en vano, es uno de los cinco jugadores que ha logrado superar la mítica barrera de 10.000 asistencias en temporada regular. Ha sido dos veces MVP (2005 y 2006), ocho veces all-star y dos veces campeón del concurso de habilidades. Sin embargo el premio gordo, el ansiado anillo, se le sigue resistiendo... y tras el reciente fracaso con los Lakers, ya parece casi imposible.

5: ISIAH THOMAS


Toda su carrera la pasó ligada a los Detroit Pistons, franquicia que vivió sus años más dorados con él como director de orquesta. Rapidísimo y dotado de una increible habilidad con la pelota, destacó tanto por su aportación anotadora (gracias sobre todo a la facilidad con la que realizaba entradas a canasta), como por su talento para dar asistencias. No podemos olvidar tampoco la intensidad y competitividad que acompañaban a su juego, uno de los sellos de aquellos míticos Pistons de finales de los 80. Dos veces campeón con los "Bad Boys" en el 89 y en el 90, fue 12 veces all-star y 3 veces miembro del mejor quinteto de la NBA (y habría sido muchas más veces de no haber coincidido su época con la del gran "Magic").


4: BOB COUSY


Uno de los nombres con mayúsculas de la historia de la NBA. Estamos hablando de un auténtico mito de los Boston Celtics, con los que jugó desde 1950 a 1963, ganando seis anillos de campeón, participando en trece all-star y siendo elegido en diez ocasiones como miembro del mejor quinteto de la competición, además de un MVP en 1957. Se le conoció como "el Houdini del Hardwood" por su excepcional habilidad con la pelota en las manos, al ser capaz de las penetraciones a canasta y las asistencias más inverosímiles. También queda para el recuerdo su capacidad para aguantar el balón y darle una salida inteligente en los momentos clave de partidos decisivos. Que me perdonen los más veteranos que estén leyendo esto, porque sé que ellos lo habrían situado más arriba en el ranking.


3: JOHN STOCKTON


El rey absoluto de las asistencias (15.806) y de los robos de balón (3.265) merecía un lugar de honor en la clasificación. Con un físico alejado de los cánones habituales en la NBA, su gran virtud era su inteligencia en la cancha, que le permitía anticiparse a las jugadas con enorme facilidad y dirigir al equipo con maestria. Lo suyo no era hacer amagos extraordinarios ni pases mirando a la grada con frecuencia, sino poner siempre la pelota en el momento exacto y en el lugar exacto para que un compañero (normalmente Karl Malone) anotara. Fue dos veces campeón olímpico (92 y 96), diez veces all-star y dos veces miembro del mejor quinteto de la Liga. Lamentablemente, sus diecinueve temporadas (1984-2003) de inquebrantable fidelidad a los Utah Jazz no se vieron recompensadas con el anhelado anillo.


2: OSCAR ROBERTSON


Otro clásico inmortal cuyos méritos le hacen acreedor del segundo puesto de la lista. Se trata de uno de los jugadores más completos de todos los tiempos, dada su extraordinaria aportación en anotación, asistencias y rebotes (26,7, 9,5 y 7,5 como promedios respectivos en temporada regular a lo largo de su carrera). De hecho, es el único jugador en la historia de la NBA en promediar un triple-doble en una temporada, la de 1961-62. Su juego se repartió a lo largo de catorce temporadas (1960-74) entre los Cincinnaty Royals y los Milwaukee Bucks, ganando en una ocasión el anillo (1971) y sumando un MVP (1964) y nueve presencias en el mejor quinteto de la liga.


1: EARVIN "MAGIC" JOHNSON


El rey indiscutible para casi todos a la hora de hacer un ranking de los mejores bases. Auténtica leyenda ya no del baloncesto, sino de la historia del deporte en general, hablar de Earvin Johnson nos lleva irredemediablemente a recordar con nostalgia la época más brillante de la NBA. Seleccionado por Los Angeles Lakers en el draft de 1979, "Magic" pasó toda su carrera con ellos, sumando cinco anillos de campeón y siendo la pieza clave del espectacular estilo de juego de los angelinos. Además, sumó un oro olímpico, fue campeón de la NCAA, participó en doce all-star, fue tres veces MVP de la temporada regular y otras tres veces MVP de las finales.

 Buen defensor y magnífico anotador, polivalente como pocos en el baloncesto, lo que le lleva a figurar con letras de oro en la historia es su inigualable talento para las asistencias, elevando este arte a categorías nunca más alcanzadas. Y si no lo creéis, aquí tenéis un vídeo para que las imágenes confirmen todo lo que he escrito.