jueves, 29 de agosto de 2013

RANKING: LOS RECORDS MÁS LONGEVOS DEL ATLETISMO

Con la aún reciente disputa de los mundiales de atletismo en Moscú (que a pesar de algunos momentos emotivos no serán recordados como especialmente brillantes), se me ocurrió la idea de volver a hacer una entrada sobre este deporte, y me pareció buena opción realizar un pequeño repaso a los records mundiales que se mantienen vigentes desde hace más tiempo. Este post servirá, por tanto, para recordar a los autores de esas brillantes marcas que todavía se mantienen en los más alto de sus respectivas disciplinas

Al respecto del ranking, antes de empezar querría hacer dos puntualizaciones: la primera, que está realizado tomando como base aquellas pruebas del atletismo que forman parte del programa en mundiales y olimpiadas. La segunda tiene que ver con las dudas que puedan generar algunos de los nombres que aparezcan: soy consciente de que la sombra del dopaje acecha a más de uno de ellos, y que si los métodos de detección de hoy en día hubieran existido en los 80, posiblemente algunos no figurarían en el ranking. Aún así, todas las marcas que aquí aparecen son oficialmente legales, y por lo tanto merecen ser incluidas en este tipo de listas mientras no se confirme lo contrario.

10: YORDANKA DONKOVA (100 metros vallas femeninos)


La atleta búlgara puso el record de los 100 metros vallas en 12,21 segundos, el 20 de agosto de 1988. En ningún caso se puede considerar una hazaña aislada, puesto que esta mujer tiene cinco de las diez mejores marcas de la historia en esta especialidad. Además, en su palmarés figuran dos medallas olímpicas (oro en Seul y bronce en Barcelona), que seguramente serían tres de no ser por el boicot que los países del bloque soviético realizaron a las olimpiadas de Los Angeles 84. Se retiró a los 33 años, tras una larga, trabajada y brillante carrera.

9: FLORENCE GRIFFITH (100 metros femeninos)


Uno de los records vigentes más controvertidos. La atleta estadounidense, famosa por su peculiar aspecto y sus eufóricas celebraciones, logró una marca de 10,49 segundos el 16 de julio de 1988, en los trials clasificatorios para los Juegos de Seul. En dichos juegos Griffith fue una de las grandes estrellas, al ganar 3 oros y una plata. Poco después, a pesar de tener solo 29 años y estar en la cima de su carrera, anunció su retirada del deporte, al que nunca volvería. Este extraño abandono, su veloz desarrollo muscular y la sorprendente evolución de sus marcas han levantado muchas sospechas sobre la legalidad de los métodos que empleaba Griffith, sospechas que se vieron acrecentadas con su muerte a los 38 años por una apoplejía cerebral. En cualquier caso, la plusmarca de los 100 metros sigue en sus manos.

8: GABRIELE REINSCH (lanzamiento de disco femenino)


El record más peculiar de mi lista pertenece a esta lanzadora, procedente de Alemania Oriental. En una competición entre atletas de la RDA e Italia celebrada el 9 de julio de 1988 Reinsch, que nunca ganó una medalla en un gran campeonato al aire libre, mandó el disco a 76,80 metros, superando su mejor marca en más de nueve metros y el record mundial en dos. De hecho, puestos a superar, superó incluso el record mundial masculino en 2,72 metros. Vamos, un lanzamiento digno de una auténtica machota, y ya se sabe que muchas de las machotas procedentes de Alemania Oriental no debían sus registros solo a sus méritos y esfuerzos. El programa de dopaje que este país puso en práctica con sus deportistas pone en duda los records aún vigentes de sus atletas, y el de Reinsch no es una excepción.

7: GALINA CHISTYAKOVA (salto de longitud femenino)


Su marca de 7,52 metros data del de 11 de junio de 1988, aunque luego no pudo refrendar su fenomenal rendimiento en las olimpiadas de Seul, donde acabó tercera con un salto de 7,11 metros. La dura competencia que tuvo con Heike Drechsler y Jackie Joyner-Kersee y el boicot de su país (Unión Soviética) a los juegos del 84 le privaron de un palmarés más extenso, que en los grandes eventos al aire libre se resume en una plata en el europeo de Stuttgart 86 y el ya citado bronce olímpico. Fue, eso sí, una atleta con esplendidos resultados en competición indoor, destacando su oro mundial y europeo en longitud de 1989. Tambièn fue plusmarquista mundial de triple salto, aunque este record fue superado hace ya mucho tiempo.

6: STEFKA KOSTADINOVA (salto de altura femenino)


 A diferencia de todos los anteriores, Kostadinova logró su record en un gran evento: fue el 30 de agosto de 1987, en el mundial al aire libre disputado en Roma, y consiguió superar el listón situado en 2,09. A pesar de las lesiones, consiguió mantenerse durante doce años en la élite, consiguiendo dos títulos mundiales (Roma 87 y Gotemburgo 95), un campeonato de Europa (Stuttgart 86) y dos medallas olímpicas (plata en Seul 88 y oro en Atlanta 96), además de múltiples títulos en torneos indoor. De procedencia búlgara, está considerada unánimemente como una de las mejores saltadoras de la historia.

5: NATALYA LISOVSKAYA (lanzamiento de peso femenino)


Más de 26 años lleva vigente la marca de Natalya (22,63), conseguida el 7 de junio de 1987 en Moscú. No fue su único momento de gloria: obtuvo el oro olímpico en Seul 88, fue campeona del mundo en Roma 87 y subcampeona en Tokio 91, y obutvo otra plata en el europeo de Split en 1990. Vivió sus mejores momentos, por tanto, a finales de los 80 y principios de los 90, época en la que fue una de las grandes de su disciplina y en la que logró algunas de las mejores marcas de todos los tiempos (en Seul 88, por ejemplo, se fue hasta 22,24 metros). También probó fortuna en el lanzamiento de disco, con resultados mucho menos destacables.

4: YURIY SEDYKH (lanzamiento de martillo masculino)


Este soviético/ucraniano (marido de Lisovskaya, número 5 de este ránking) fue un auténtico campeón en su especialidad, el lanzamiento de martillo. Así lo demuestra su palmarés: 3 veces campeón de Europa (Praga 78, Atenas 82, Stuttgart 86), dos medallas en mundiales (oro en Tokio 91 y plata en Helsinki 83) y tres medallas olímpicas (oro en Montreal 76, oro en Moscú 80 y plata en Seul 88) que habrían sido cuatro de no ser por el boicot soviético a Los Ángeles 84. A todo ello une todavía la posesión del record del mundo, que instauró el 30 de agosto de 1986 en el europeo de Stuttgart, con un lanzamiento de 86,74 metros. Posiblemente el miembro de este ránking con una trayectoria más regular y triunfal.

3: JÜRGEN SCHULT (lanzamiento de disco masculino)





El record más longevo en categoría masculina, y no parece que vaya a batirse próximamente. Lo logró este atleta de la extinta RDA, lanzando el disco a una distancia de 74,08 en una reunión nacional celebrada el 6 de junio de 1986. A pesar de no lograr esta marca en una gran cita, si que estuvo a la altura en ellas, obteniendo múltiples metales primero con la Alemania Oriental y luego con la Alemania unida: dos medallas en olimpiadas (oro en Seul 88 y plata en Barcelona 92), cuatro en campeonatos del mundo (oro en Roma 87, plata en Sevilla 99 y bronces en Stuttgart 93 y Atenas 97), y tres en europeos (oro en Split 90, plata en Budapest 98 y bronce en Helsinki 94). Se retiró, tras una larga carrera y exitosa carrera, con un octavo puesto en la final de Sydney 2000.

2: MARITA KOCH (400 metros femeninos)




Su sideral marca de 47,60 en los 400 metros, conseguida el 6 de octubre de 1985 en Camberra, parece imposible de batir a corto plazo, al menos usando métodos legales. Marita Koch pertenece a ese grupo, cada día más reducido, de atletas de la Alemania Oriental de los 80 que asegura no haber formado parte de un programa de dopaje, y afirma haber obtenido sus records y medallas de forma legal. Y no estamos hablando de pocas medallas: 2 en olimpiadas (oro en 400 metros y plata en el 4x400 en Moscú 80), 4 en campeonatos del mundo (todas en Helsinki 83, 3 oros y una plata) y 6 oros en europeos (dobletes en 400 y 4x400 en los campeonatos de Praga 78, Atenas 82 y Stuttgart 86). Su implacable dominio, su retirada aún en plenitud, sus marcas estratosféricas y su país de origen hacen que la sombra de la duda se cierna sobre ella, pero la realidad objetiva es, sencillamente, que su marca sigue vigente.


1: JARMILA KRATOCHVILOVÁ (800 metros femeninos)


Ante todo, si alguien cree que he sido un cabrón seleccionando esta foto en la que Kratochvilová aparece con un aspecto tan masculino, le invito a que se dé un paseo por Google Imágenes y vea como está el pescado. Esta atleta checa (por aquellos tiempos checoslovaca), casi desconocida hasta 1980 (ese año cumplió 27), tiene el honor de poseer el record más longevo de la lista: lo obtuvo el 26 de julio de 1983, en una competición en Munich preparatoria para el campeonato del mundo de Helsinki. Kratochvilová batió en 15 centésimas la anterior plusmarca de los 800 metros, para situarla en 1:53,28. Fue su año de gloria ya que en el posterior mundial ganó tres medallas (oro en 400 y 800, y plata en 4x400). También destaca en su palmarés la plata que ganó en la olimpiada de Moscú 80, y seguramente el ya famoso boicot del 84 le impidió lograr otro metal olímpico.
Aunque no era de Alemania Oriental, las sospechas sobre la legalidad de sus métodos siempre han exisitido. A ello han colaborado decisivamente su aspecto hipermusculado y poco femenino, y la edad tardia con la que empezó a triunfar. Pero a la hora de hablar de verdades demostradas, nos encontramos en el mismo caso que con Marita Koch: nunca se ha demostrado nada, nunca dieron positivo y por lo tanto sus éxitos están validados. Y todo hace indicar que se mantendrán en este tipo de listas durante mucho mucho tiempo.


jueves, 22 de agosto de 2013

26-3-1979: CUANDO MAGIC Y BIRD SE ENFRENTARON POR PRIMERA VEZ

Uno de los ingredientes que más sabor aporta al deporte es la rivalidad (que no es una palabra sinónima de odio o desprecio). Ganar un partido o un título siempre sabe bien, pero si lo logras ante un equipo o un deportista con el que tengas una tensión competitiva especial, sabe aún mejor. Por ejemplo, es probable que Federer tuviera un recuerdo aún más grato de su Roland Garros si se lo hubiera ganado a Nadal, o el Real Madrid no habría disfrutado tanto de su copa del rey en 2011 si se la hubiera ganado a un equipo que no fuera el Barça.

El post de hoy trata sobre el comienzo una de las rivalidades más famosas de la historia del deporte: la que mantuvieron Earvin "Magic" Johnson y Larry Bird, dos históricos del baloncesto con mayúsculas. Dos jugadores que marcaron una época en la NBA con sus respectivos equipos y sus opuestos estilos: Johnson con Los Angeles Lakers y su célebre "Showtime", basado en un juego alegre, rápido, de contrataques supersónicos y con la sonrisa de Magic por bandera; Bird con sus Boston Celtics, un equipo de raza, dureza, precisión y orgullo, que tenía en Larry a su estrella indiscutible. Entre ambos jugadores y equipos, sumaron 6 MVP (3 para cada uno) y 8 anillos de campeón (5 para los Lakers, 3 para los Celtics) entre 1980 y 1990.


A la hora de redactar estas líneas, parto de la base de que todo el mundo conoce la personalidad y el talento de estos dos fenómenos. Pero, por si hay algún despistado y porque siempre es un placer ver a los grandes en acción, os incluyo a continuación un par de vídeos en los que quedan patentes las habilidades de ambos: en el caso de Magic, un atleta que representaba la fantasia en estado puro; en el de Bird, la inteligencia, la intuición y la astucia más extraordinarias que puedan recordarse en una cancha.



Sin embargo la rivalidad entre ambos, cuyo cénit llegó con las finales que enfrentaron a Celtics y Lakers en el 84, 85 y 87, tuvo un comienzo que no hay que buscar en la NBA, sino en el baloncesto universitario. En el célebre torneo de la NCAA tuvo lugar el primer partido que enfrentó a ambos, y no fue un partido cualquiera: estamos hablando de la gran final del torneo en el año 79, que enfrentó a los Sycamores de Indiana State, liderados por Larry Bird, y a los Spartans de Michigan State, con Earvin Johnson a la cabeza. Una final que tuvo un seguimiento espectacular, batiendo records de audiencia y con todos los aficionados pendientes del duelo entre dos jugadores que entonces eran figuras del baloncesto universitario, y posteriormente ascendieron a la categoría de leyendas del deporte.

De personalidades muy diferentes, la trayectoria de ambos en el mundo universitario fue destacable, aunque con algunas diferencias. El joven e introvertido Bird, estrella del baloncesto de instituto, parecía destinado a ser un jugador clave en la famosa Indiana University, pero su andadura allí solo duró tres semanas. Procedente de la pequeña localidad de French Link y de costumbres sencillas, el enorme campus de la Universidad de Indiana, con casi diez veces más habitantes que el lugar donde vivía, le hace sentir incómodo, circunstancia a la que muchos suman una presunta mala relación con el entrenador, el técnico Bobby Knight. Bird renuncia a su beca y se vuelve a French Link con su familia, aceptando trabajos sencillos a tiempo parcial hasta que se le presenta una oportunidad que le resulta apetecible: jugar para los Sycamores de Indiana State University, una entidad mucho más modesta y tranquila, donde Larry se sentirá más a gusto.


Debutando con Indiana State en 1976, Bird se hará rápidamente un nombre en el basket universitario. Jugará en la NCAA tres temporadas, con unos promedios espléndidos: 30,3 puntos y 13,2 rebotes por partido, con más de un 50% de acierto en tiros de campo y más de un 80% en tiros libres. Llegará incluso a convertirse en el quinto anotador histórico de la competición, a pesar de jugar un año menos que la mayoría de universitarios. Pero además, más allá de los números, Bird hace gala de ser un jugador decisivo, de los que siempre pide el balón en los momentos calientes del partido. Todo esto no pasa desapercibido para el presidente y manager general de los Celtics, el histórico Red Auerbach, que lo elige en el draft de 1978 a pesar de que Bird tiene claro que aún estará un año más en la universidad.

La historia de Johnson tiene un comienzo similar, en lo que se refiere a ser una estrella del baloncesto en el instituto. Es jugando allí, en el Everett High-School, donde un periodista local le pondrá el célebre apodo que le acompañará para siempre, tras un partido en el que sumó 36 puntos, 16 asistencias y 16 rebotes. Convertido ya en Magic, guiará a sus compañeros a dos títulos estatales, y se ganará una plaza en la Universidad de Michigan State, cercana a su casa (como él quería) pero cuyo equipo de baloncesto no pasaba por su mejor época.


La llegada de Johnson se produce a la vez que la de otro futuro NBA, Jay Vincent, y la transformación del equipo es inmediata. De ser un conjunto de escaso brillo, los Spartans pasan a ser un equipo de muchos quilates en los dos años que Magic jugó en la universidad, siendo nombrado novato del año en la competición en el primero de ellos (77-78). Por entonces, Johnson ya es en casi todos los aspectos el jugador que maravilló al mundo en los 80 y principios de los 90: versátil y completo, tiene facilidad para anotar y colabora en el rebote, pero sobre todo es conocido por su extraordinaria habilidad para dar asistencias. Todo ello, acompañado de su habitual sonrisa y sus celebraciones, que entusiasman a su público y cabrean a algunos de sus rivales. A falta de pulir algunos detalles, Magic ya era mágico.

La llegada de ambos jugadores con sus equipos a la final universitaria del 79 es merecida, aunque no está libre de dificultades. Los Sycamores de Indiana State consiguen un record de 33 victorias consecutivas, ganado todos los partidos de la temporada anteriores a la final. El faro que les guía hasta el último partido no es otro que Larry Bird, estrella absoluta e indiscutible del equipo sin el cual el milagro de la final hubiera sido imposible. El resto de jugadores titulares del equipo (Brad Miley, Alex Gilbert, Steve Reed y Carl Nicks) están muy por debajo de su aportación, siendo siempre Bird el encargado de jugársela cuando la cosa se pone fea. Esta dependencia se dejará ver con más fuerza que nunca en la semifinal ante De Paul University, partido que los Sycamores ganarán 76 a 74 con 35 puntos, 16 rebotes, 9 asistencias y 16 de 19 aciertos en el tiro para Bird. El sueño del equipo modesto de triunfar en un mundo de gigantes estaba a un partido de hacerse realidad.


La trayectoria de los Spartans de Michigan va de menos a más. Con 4 ganados de 8 posibles en sus primeros partidos, su clasificación para las eliminatorias directas corre peligro por momentos, pero diez victorias consecutivas se traducen en el primer puesto de la conferencia. Ya en los partidos a vida o muerte, los Spartans se muestran intratables: 95-64 a Lamar, 87-71 a Louisiana State, 80-68 a Notre Dame y, ya en la Final Four de Salt Lake City, 101-67 a Pensylvania. El líder de esta racha triunfal es Magic, pero el base tiene en Greg Kelser, Jay Vincent, Mike Brkovich y Ronald Charles mejores aliados que Bird en su equipo. La llamada final de los modestos, con dos equipos que nunca antes habían llegado al último partido, ha quedado confirmada.

El partido clave se disputa el 26 de marzo, con las gradas abarrotadas y una pancarta en las gradas que recogen las cámaras y que parece premonitoria: "Welcome to Magic kingdom". Las dos estrellas, Bird y Johnson, son el centro de atención de todos los aficionados. Ambos se respetan muchísimo: Magic, al igual que el resto de los Spartans, sabe que Larry es la gran amenaza de Indiana State y todos juntos han trabajado en los entrenamientos una defensa especial para frenarle. Bird por, su parte tiene en su mente el recuerdo de aquel increible base de 2,06  del cual había sido compañero de selección, junto con otros universitarios, en un torneo celebrado el verano anterior. Cuando Larry regresó de aquel torneo, dijo lo siguiente de Magic a su hermano mayor: "He visto al mejor jugador universitario, es "Magic" Johnson".


El partido se inicia con Miley, Gilbert, Bird, Reed y Nicks en cancha por parte de los Sycamores, y Kelser, Brkovich, Donnelly, Johnson y Charles por los Spartans. Tácticamente hablando, las dos estrellas asumen funciones diferentes: Bird se sitúa cerca del aro y de la zona, para aprovechar su gran intuición  para el rebote y su habilidad para ganarse espacio para tirar. No parece que tenga sentido sacarlo de esas posiciones, dado que la línea de tres puntos no existe aún y su habilidad para el lanzamiento no va a tener un premio especial por hacerlo de lejos. Johnson por su parte, no parte como el encargado de subir el balón (esa función recae, sobre todo, en el canadiense Mike Brkovich), pero si que lo recibe muchas veces en posiciones avanzadas, para que se juegue el tiro o se encargue del último pase.

En los primeros minutos, queda patente que los Spartans tienen las ideas muy claras: toda la táctica defensiva pasa por anular a Larry Bird. Para ello, realizan una defensa zonal, con tres hombres muy cerca del aro, y una vigilancia constante sobre Bird, que en ocasiones llega a ser de hasta tres jugadores cuando recibe la bola. Johnson y sus compañeros dejan cierto margen de tiro a los compañeros de Larry, pero cuando el rubio jugador coge la pelota los espacios desaparecen a su alrededor. A pesar de ello, Bird no empieza mal del todo, combinando canastas con errores y con buena aportación en defensa.


Magic, por su parte, empieza con buen pie, anota con frecuencia y durante la primera parte se desmarca con algunas asistencias extraordinarias, incluyendo un espectácular alley oop con Greg Kelser. Johnson se siente cómodo con el desarrollo del juego, y lidera a unos Spartans que, con el citado alley oop, se ponen 34-23 en el marcador. Los de Michigan, tras un comienzo igualado, están dominando a los Sycamores en todos los aspectos del juego, especialmente en fluidez ofensiva y en el rebote, faceta en la que Kelser, Vincent y Charles están superando clarísimamente a Miley y Gilbert. Solo Bird mantiene el tipo ante ellos.

Mediada la primera parte, ya se puede afirmar que la defensa sobre Bird está siendo un éxito. Larry tiene muchísimas dificultades para tirar con comodidad (tal y como muestra la imagen) debido a la estrechísima vigilancia y a menudo se ve obligado a devolver la pelota tal y como la recibe. Sus compañeros le buscan en todas las jugadas (y cuando digo todas, es todas), pero su aportación en puntos y porcentaje de tiro está muy por debajo de las cifras de la semifinal ante De Paul. El técnico de Indiana, Bill Hodges, intenta solucionarlo danto entrada a un jugador exterior más, para aligerar el número de jugadores en la zona y que Bird tenga más espacio. Pero es en vano, Judd Heathcote, entrenador de los Spartans, no cae en el truco y mantiene su sistema táctico, que tan buenos resultados está dando.


Los Sycamores solo consiguen recuperar un poco la compostura en los últimos minutos de la primera parte, cuando Heathcote sienta a Magic Johnson hasta el descanso tras habersele señalado su tercera personal. Sin su mejor jugador, Michigan baja algo el ritmo y el 23-34 acaba convirtiéndose en un 28-37. Bird, a pesar de las dificultades, suma 11 puntos y es el máximo anotador y reboteador de su equipo. En los Spartans, además de Magic, Greg Kelser está rindiendo a un excelente nivel en puntos, rebotes y trabajo defensivo.

En los primeros minutos de la segunda parte, Michigan pone la directa y deja el partido casi sentenciado. El marcador llega a registrar un 46-30, con un papel estelar de Terry Donnelly, el jugador en teoria menos desequilibrante del quinteto de los Spartans, que vivirá su día de gloria al anotar 15 puntos en la final. Los Sycamores siguien sin encontrar a Bird, que además está fallando algunos tiros más o menos fáciles. Con el agua al cuello y el duelo casi perdido, Indiana State intensifica su presión individual, buscando provocar más errores en Michigan. 


No está claro si fue ese aumento de la presión por Indiana o el exceso de confianza por parte de los Spartans, pero lo cierto es que los Sycamores consiguieron reducir diferencias cuando todo parecía perdido. A pesar de la escasa aportación anotadora en esos minutos de Bird, siempre marcado, sus compañeros viven unos instantes de asombrosa efectividad que lleva el encuentro a un marcador de 46-53 a falta de 8:30. Con el objetivo de frenar la remontada, Michigan empieza a ralentizar descaradamente sus ataques, en los que Magic toma mucha más responsabilidad a la hora de conducir y subir el balón. Además, Johnson protagoniza la que es seguramente la acción más espectacular del partido: un mate a una mano saltando por encima de su marcador, del que además recibe una falta personal, anotando los dos tiros libres y logrando una jugada de cuatro puntos.


El partido no ha finalizado, Indiana State se recupera a trompicones de esta jugada y hasta en tres ocasiones tiene la oportunidad de ponerse a 5 puntos, la última de ellas a falta de 2:30 y con la pelota en manos de Bird. Pero el rubio jugador falla en los momentos decisivos y los de Michigan no desperdician los repetidos indultos de los Sycamores.Un minuto más tarde una asistencia de Johnson desde la línea de fondo para Greg Kelser pone a los suyos 10 arriba y sentencia el partido. En los últimos segundos, y a pesar de que todo está perdido, Indiana State hace un ejercicio de dignidad y lucha hasta el final, pero es de nuevo Kelser y de nuevo tras un gran pase lejano de Johnson el que machaca la última canasta, para poner el 75-64 defintivo.

En los minutos siguientes, se produce el inevitable contraste entre ganadores y perdedores. Un sonriente Magic, elegido jugador más valioso del año en la NCAA y máximo anotador del partido, habla junto con su entrenador para la televisión. Por su parte, Bird es la viva imagen de la desolación: escondiendo la cara bajo una toalla, no puede disimular la frustración de haber perdido un título que ya nunca ganará. Años después, Larry resumía su encuentro y sus sentimientos con sencillez y sinceridad: "No jugué nada bien, no tiré nada bien. Era el partido más importante de mi vida y es la peor derrota de mi carrera, aún duele". El rubio jugador era consciente de que ser el máximo anotador de su equipo (19 puntos) y el máximo reboteador del partido no compensaban su serie de 7 de 21 en tiros de campo, ni su ineficacia en los momentos decisivos. En aquella ocasión había sido superado por sus adversarios, algo que la revista Sports Illustrated resumió a la perfección en una frase: "They caged the Bird".


Aquel encuentro, al cual os dejo un enlace bajo por si queréis verlo, marcó el inicio de una rivalidad (y con el tiempo, amistad) que hizo resurgir a la NBA de sus cenizas. En su primera temporada, ambos ya empezaron a marcar su ley: Johnson logró su primer anillo de campeón, con un papel capital en la final ante los Sixers. Bird fue rookie del año y llevó a su equipo hasta las Finales de Conferencia. El primer asalto lo había ganado Magic, pero en la década siguiente ambos jugadores continuaron viviendo batallas memorables que elevaron enormemente la popularidad del baloncesto, con las camisetas de los Lakers y de los Celtics. Pero esa, es otra historia...





jueves, 1 de agosto de 2013

TERESA PERALES: LA SIRENA SONRIENTE

Supongo que influenciado por los mundiales que ahora mismo se están disputando en Barcelona, me apetecía hacer una entrada sobre natación. Y a la hora de escoger a un/a español/a que la protagonizara, y tras investigar un poco, me he decidido por una de las trayectorias más impresionantes que he podido encontrar: la de Teresa Perales, nadadora paralímpica que lleva quince años en la élite mundial. Sirva este post como homenaje al deporte paralímpico en general, al cual no había dedicado unas líneas todavia, y a Teresa en particular, por su enorme capacidad de superación en la vida y por su indiscutible éxito en el deporte.


Teresa no nació discapacitada, y desde luego no tuvo ninguna afición a la piscina en sus primeros años. Había practicado deporte (según he podido leer, se le daba especialmente bien el kárate) pero no parecía destinada a destacar en esa faceta. Con 19 años, era una estudiante de Ciencias de la Educación cuyo futuro parecía estar en las aulas (y en una pequeña parte se cumplió, puesto que tiempo después ejerció durante dos años de profesora de Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza). 

Sin embargo el infortunio se cebó en ella a esa temprana edad, de una forma totalmente inesperada. Contrajo una tuberculosis, que tardó demasiado tiempo en ser debidamente diagnosticada y tratada. Su cuerpo no reaccionó bien a la medicación que tomó, lo cual degeneró en una neuropatía que le hizo perder la movilidad de cintura para abajo. Ella misma ha reconocido que el último día que pudo salir a la calle sin muletas fue en mayo de 1995, el día que el Zaragoza ganó al Arsenal en la final de la Recopa. Desde entonces, su movilidad fue empeorando, hasta quedar postrada en una silla de ruedas.


El golpe psicológico fue duro, y más para una chica que no podía contar con el apoyo de su padre, fallecido cuatro años antes por culpa de la leucemia. Tras unos meses muy complicados, Teresa empezó a asumir su nueva situación e intentó realizar actividades que la ayudaran a llevar mejor la vida a la que debía adaptarse. Y una de esas actividades fue la natación, algo casi novedoso para ella. "Cuando me metí por primera vez en el agua, lo hice con un chaleco salvavidas" reconoció Perales en un artículo que sobre ella publicó El País Semanal.

En 1996, y tras llevar poco tiempo nadando, se apuntó al CAI CDM, el club deportivo de disminuidos físicos de Zaragoza. Allí fue descubierta por Ramiro Duce, entrenador del equipo de competición, que vio en Teresa potencial para los campeonatos. Un año después, Perales participaba por primera vez en un campeonato de España, consiguiendo sus primeras medallas. Lo hizo en la categoría en la que compite habitualmente, la S5 (hay de 1 a 10 niveles en la natación para deportistas discapacitados, siendo el 1 la minusvalia más grave), reservada a los nadadores con problemas de coordinación, o que tienen un uso total de brazos y manos pero no pueden usar los músculos del tronco y las piernas. El único estilo en el que compite con un grado de minusvalia mayor es en braza, donde se halla ubicada en la categoría SB4.

En 1998, Teresa da el salto a la competición internacional en los mundiales de Christchurch (Nueva Zelanda), logrando un bronce en los 50 metros libres. En posteriores mundiales consiguió exitos mucho mayores, especialmente en el celebrado en Mar del Plata (Argentina) en 2002, del cual regresó con 5 medallas de plata y dos de bronce. Tampoco le fue mal en 2006 en Durban (República de Sudáfrica), donde obtuvo otra plata y dos bronces más, en las categorías de espalda, mariposa y libres, y todas en la distancia que más éxitos le ha granjeado: los 50 metros.


También acumula una buena cantidad de metales obtenidos en campeonatos de Europa: un total de 22 medallas (2 de oro, 14 de plata y 6 de bronce), destacando su excelente papel en los europeos de Berlín en el 2011, donde regresaba a la alta competición tras dos años debido a su embarazo y posterior maternidad. En la capital alemana acumuló un total de ocho medallas (1 oro, 4 platas y 6 bronces), superando ampliamente las 6 que había conseguido tanto en Braunschweig (1999) como en Estocolmo (2001). Los dos oros europeos que ha ganado los logró en 50 metros mariposa (Estocolmo) y 100 metros libres (Berlín).


Sin embargo, las competiciones que han catapultado a esta aragonesa a la fama han sido las Paralimpiadas, en los cuales Teresa acumula un total de 22 medallas, siendo la deportista paralímpica española más galardonada en la historia de los Juegos. Su preparación se ha centrado siempre especialmente en esta competición, consiguiendo en ella sus mayores éxitos, éxitos que se reparten en las cuatro ediciones (del 2000 al 2012) en las que ha tomado parte.

Sidney 2000 fue su debut en unos Juegos Paralímpicos, a los cuales llegaba avalada por su buena actuación en el europeo del año anterior. Y Teresa no se fue de vacio. Ratificando sus buenos resultados en Braunschweig, obtuvo hasta cinco medallas: plata en 50 mariposa, y cuatro bronces en 50, 100 y 200 metros libres y en 50 metros espalda. Fue una de las deportistas españolas más destacadas, aunque sus mejores momentos estaban aún por llegar.


En Atenas 2004 aumentó tanto la cantidad como la calidad de los premios obtenidos. Consiguió dos medallas de oro, en 100 metros libres y 50 mariposa, una plata en el relevo 4x50 estilos (junto a Regina Cachán, Noelia García y Vanesa Capo) y tres de bronce, en 50 metros espalda, 50 metros libres y 100 metros braza. El hecho de ganar medalla en los cuatro estilos que existen en la natación de competición es una buena prueba del elevado nivel al que había llegado Teresa, que se sintió especialmente orgullosa de los resultados obtenidos: "Seis medallas es un subidón. En Sidney logré cinco y estaba contenta. Ahora las he mejorado, y eso que mi único objetivo era lograr un oro".

Perales no consiguió continuar con la progresión en lo que se refiere al número de medallas en Pekín 2008, pero si que mejoró en la calidad de los metales. El total de preseas en tierras chinas fueron 5, y tres de ellas de oro, en 50, 100 y 200 metros libres. Especialmente celebrado fue su oro en los 50 libres por tres motivos: primero porque lo logró batiendo el record del mundo, dejándolo en 35:88 (previamente había batido el de los 200 libres); segundo porque consiguió tomarse la revancha de la final de esa misma prueba en Atenas 2004, donde había quedado tercera por una estrecha diferencia; y finalmente, porque esa fue su medalla número 16 en unos Juegos Paralímpicos, lo que significaba que igualaba el record que hasta ese momento ostentaba en solitario la atleta Purificación Santamarta.


Los éxitos de Teresa en aquella Paralimpiada se completaron con una plata en los 50 metros espalda y un bronce en los 100 braza. Convertida en una de las grandes triunfadoras de los Juegos, los elogios y los reconocimientos le llegaron de múltiples lugares; incluso sus compañeros y rivales reconocieron la relevancia de su figura, al elegirla miembro del Consejo de Deportistas del Comité Paralímpico Internacional. Orgullosa de lo conseguido y de lo que estaba aún por venir, Perales salió rápidamente al paso de los rumores sobre una posible retirada debido a sus deseos de ser madre: "Me casé al acabar los Juegos de Atenas y quiero tener un hijo después de los de Pekín, pero habrá que ir a Londres a superar esto".

Y efectivamente, cumplió con todo lo que deseaba. Se convirtió en madre, pero ello no le hizo retirarse, recuperando la forma para los europeos de Berlín (de los que ya hemos hablado) y para las Paralimpiadas de Londres 2012, donde subió en seis ocasiones al podio. Fue bronce en 200 estilos y 100 braza,  plata en 50 y 200 libres y 50 mariposa, y finalmente oro en la última prueba en la que competía: los 100 metros libres, disciplina en la que ya había subido a lo más alto en las dos Paralimpiadas anteriores (al final del párrafo tenéis el vídeo de esa final). Curiosamente, estos seis nuevos metales hacían subir la lista a 22, exactamente los mismos que logró Michael Phelps en su historial olímpico, lo cual desató algunas comparaciones que la nadadora se tomó con más humor que otra cosa.


Londres 2012 supuso, además, un reconocimiento muy especial para Teresa Perales, puesto que fue elegida para ser la abanderada de la expedición española, avalada por sus años de éxitos y por las opciones de triunfo con las que contaba en esa edición, opciones que finalmente se convirtieron en realidad.


No es este el único reconocimiento que le ha llegado a su impresionante trayectoria. De entre los diversos premios que ha recibido, destacan la Real Orden del Mérito Deportivo (2009) y la Gran Cruz de la real Orden del Mérito Deportivo (2013), máximo reconocimiento oficial para un deportista español (Perales fue la primera paralímpica en conseguirlo). También estuvo nominada al Premio Laureus 2009 a la mejor deportista discapacitada, y este mismo año ha estado muy cerca de recibir el Premio Príncipe de Asturias, siendo superada por un solo voto por el golfista Chema Olazábal. 

Pero Teresa Perales no es conocida sólo por sus actuaciones en la piscina. Fue elegida diputada en las Cortes de Aragón desde 2003 a 2007 por el Partido Aragonés, ocupando posteriormente diversos cargos dentro de esa misma formación política (aunque actualmente se ha apartado de este mundo). También ha escrito, en colaboración con su marido (el periodista deportivo Mariano Menor), el libro titulado "Mi vida sobre ruedas", de carácter autobiográfico. Y ha protagonizado, junto a otras deportistas discapacitadas, el documental titulado "La teoría del espiralismo", dirigido por Mabel Lozano y en el que se intenta mostrar a estas mujeres como un ejemplo de esfuerzo y superación más allá de las limitaciones físicas.


La carrera de Teresa Perales no ha terminado aún. En unos días competirá en Canadá en otra cita mundialista. Y en el horizonte, aún lejano pero visible para ella, se encuentran las Paralimpiadas de Rio 2016, las cuales disputaría con 40 años. A día de hoy, todo hace indicar que participará. Los records batidos y las medallas ya ganadas no parece que sean suficientes para esta campeona aragonesa que, desde una silla de ruedas, ha conseguido hacer totalmente real un lema tan sencillo de decir como complicado de aplicar: "Querer es poder".