Supongo que influenciado por los mundiales que ahora mismo se están disputando en Barcelona, me apetecía hacer una entrada sobre natación. Y a la hora de escoger a un/a español/a que la protagonizara, y tras investigar un poco, me he decidido por una de las trayectorias más impresionantes que he podido encontrar: la de Teresa Perales, nadadora paralímpica que lleva quince años en la élite mundial. Sirva este post como homenaje al deporte paralímpico en general, al cual no había dedicado unas líneas todavia, y a Teresa en particular, por su enorme capacidad de superación en la vida y por su indiscutible éxito en el deporte.
Teresa no nació discapacitada, y desde luego no tuvo ninguna afición a la piscina en sus primeros años. Había practicado deporte (según he podido leer, se le daba especialmente bien el kárate) pero no parecía destinada a destacar en esa faceta. Con 19 años, era una estudiante de Ciencias de la Educación cuyo futuro parecía estar en las aulas (y en una pequeña parte se cumplió, puesto que tiempo después ejerció durante dos años de profesora de Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza).
Sin embargo el infortunio se cebó en ella a esa temprana edad, de una forma totalmente inesperada. Contrajo una tuberculosis, que tardó demasiado tiempo en ser debidamente diagnosticada y tratada. Su cuerpo no reaccionó bien a la medicación que tomó, lo cual degeneró en una neuropatía que le hizo perder la movilidad de cintura para abajo. Ella misma ha reconocido que el último día que pudo salir a la calle sin muletas fue en mayo de 1995, el día que el Zaragoza ganó al Arsenal en la final de la Recopa. Desde entonces, su movilidad fue empeorando, hasta quedar postrada en una silla de ruedas.
El golpe psicológico fue duro, y más para una chica que no podía contar con el apoyo de su padre, fallecido cuatro años antes por culpa de la leucemia. Tras unos meses muy complicados, Teresa empezó a asumir su nueva situación e intentó realizar actividades que la ayudaran a llevar mejor la vida a la que debía adaptarse. Y una de esas actividades fue la natación, algo casi novedoso para ella. "Cuando me metí por primera vez en el agua, lo hice con un chaleco salvavidas" reconoció Perales en un artículo que sobre ella publicó El País Semanal.
En 1996, y tras llevar poco tiempo nadando, se apuntó al CAI CDM, el club deportivo de disminuidos físicos de Zaragoza. Allí fue descubierta por Ramiro Duce, entrenador del equipo de competición, que vio en Teresa potencial para los campeonatos. Un año después, Perales participaba por primera vez en un campeonato de España, consiguiendo sus primeras medallas. Lo hizo en la categoría en la que compite habitualmente, la S5 (hay de 1 a 10 niveles en la natación para deportistas discapacitados, siendo el 1 la minusvalia más grave), reservada a los nadadores con problemas de coordinación, o que tienen un uso total de brazos y manos pero no pueden usar los músculos del tronco y las piernas. El único estilo en el que compite con un grado de minusvalia mayor es en braza, donde se halla ubicada en la categoría SB4.
En 1998, Teresa da el salto a la competición internacional en los mundiales de Christchurch (Nueva Zelanda), logrando un bronce en los 50 metros libres. En posteriores mundiales consiguió exitos mucho mayores, especialmente en el celebrado en Mar del Plata (Argentina) en 2002, del cual regresó con 5 medallas de plata y dos de bronce. Tampoco le fue mal en 2006 en Durban (República de Sudáfrica), donde obtuvo otra plata y dos bronces más, en las categorías de espalda, mariposa y libres, y todas en la distancia que más éxitos le ha granjeado: los 50 metros.
También acumula una buena cantidad de metales obtenidos en campeonatos de Europa: un total de 22 medallas (2 de oro, 14 de plata y 6 de bronce), destacando su excelente papel en los europeos de Berlín en el 2011, donde regresaba a la alta competición tras dos años debido a su embarazo y posterior maternidad. En la capital alemana acumuló un total de ocho medallas (1 oro, 4 platas y 6 bronces), superando ampliamente las 6 que había conseguido tanto en Braunschweig (1999) como en Estocolmo (2001). Los dos oros europeos que ha ganado los logró en 50 metros mariposa (Estocolmo) y 100 metros libres (Berlín).
Sin embargo, las competiciones que han catapultado a esta aragonesa a la fama han sido las Paralimpiadas, en los cuales Teresa acumula un total de 22 medallas, siendo la deportista paralímpica española más galardonada en la historia de los Juegos. Su preparación se ha centrado siempre especialmente en esta competición, consiguiendo en ella sus mayores éxitos, éxitos que se reparten en las cuatro ediciones (del 2000 al 2012) en las que ha tomado parte.
Sidney 2000 fue su debut en unos Juegos Paralímpicos, a los cuales llegaba avalada por su buena actuación en el europeo del año anterior. Y Teresa no se fue de vacio. Ratificando sus buenos resultados en Braunschweig, obtuvo hasta cinco medallas: plata en 50 mariposa, y cuatro bronces en 50, 100 y 200 metros libres y en 50 metros espalda. Fue una de las deportistas españolas más destacadas, aunque sus mejores momentos estaban aún por llegar.
En Atenas 2004 aumentó tanto la cantidad como la calidad de los premios obtenidos. Consiguió dos medallas de oro, en 100 metros libres y 50 mariposa, una plata en el relevo 4x50 estilos (junto a Regina Cachán, Noelia García y Vanesa Capo) y tres de bronce, en 50 metros espalda, 50 metros libres y 100 metros braza. El hecho de ganar medalla en los cuatro estilos que existen en la natación de competición es una buena prueba del elevado nivel al que había llegado Teresa, que se sintió especialmente orgullosa de los resultados obtenidos: "Seis medallas es un subidón. En Sidney logré cinco y estaba contenta. Ahora las he mejorado, y eso que mi único objetivo era lograr un oro".
Perales no consiguió continuar con la progresión en lo que se refiere al número de medallas en Pekín 2008, pero si que mejoró en la calidad de los metales. El total de preseas en tierras chinas fueron 5, y tres de ellas de oro, en 50, 100 y 200 metros libres. Especialmente celebrado fue su oro en los 50 libres por tres motivos: primero porque lo logró batiendo el record del mundo, dejándolo en 35:88 (previamente había batido el de los 200 libres); segundo porque consiguió tomarse la revancha de la final de esa misma prueba en Atenas 2004, donde había quedado tercera por una estrecha diferencia; y finalmente, porque esa fue su medalla número 16 en unos Juegos Paralímpicos, lo que significaba que igualaba el record que hasta ese momento ostentaba en solitario la atleta Purificación Santamarta.
Los éxitos de Teresa en aquella Paralimpiada se completaron con una plata en los 50 metros espalda y un bronce en los 100 braza. Convertida en una de las grandes triunfadoras de los Juegos, los elogios y los reconocimientos le llegaron de múltiples lugares; incluso sus compañeros y rivales reconocieron la relevancia de su figura, al elegirla miembro del Consejo de Deportistas del Comité Paralímpico Internacional. Orgullosa de lo conseguido y de lo que estaba aún por venir, Perales salió rápidamente al paso de los rumores sobre una posible retirada debido a sus deseos de ser madre: "Me casé al acabar los Juegos de Atenas y quiero tener un hijo después de los de Pekín, pero habrá que ir a Londres a superar esto".
Y efectivamente, cumplió con todo lo que deseaba. Se convirtió en madre, pero ello no le hizo retirarse, recuperando la forma para los europeos de Berlín (de los que ya hemos hablado) y para las Paralimpiadas de Londres 2012, donde subió en seis ocasiones al podio. Fue bronce en 200 estilos y 100 braza, plata en 50 y 200 libres y 50 mariposa, y finalmente oro en la última prueba en la que competía: los 100 metros libres, disciplina en la que ya había subido a lo más alto en las dos Paralimpiadas anteriores (al final del párrafo tenéis el vídeo de esa final). Curiosamente, estos seis nuevos metales hacían subir la lista a 22, exactamente los mismos que logró Michael Phelps en su historial olímpico, lo cual desató algunas comparaciones que la nadadora se tomó con más humor que otra cosa.
Londres 2012 supuso, además, un reconocimiento muy especial para Teresa Perales, puesto que fue elegida para ser la abanderada de la expedición española, avalada por sus años de éxitos y por las opciones de triunfo con las que contaba en esa edición, opciones que finalmente se convirtieron en realidad.
No es este el único reconocimiento que le ha llegado a su impresionante trayectoria. De entre los diversos premios que ha recibido, destacan la Real Orden del Mérito Deportivo (2009) y la Gran Cruz de la real Orden del Mérito Deportivo (2013), máximo reconocimiento oficial para un deportista español (Perales fue la primera paralímpica en conseguirlo). También estuvo nominada al Premio Laureus 2009 a la mejor deportista discapacitada, y este mismo año ha estado muy cerca de recibir el Premio Príncipe de Asturias, siendo superada por un solo voto por el golfista Chema Olazábal.
Pero Teresa Perales no es conocida sólo por sus actuaciones en la piscina. Fue elegida diputada en las Cortes de Aragón desde 2003 a 2007 por el Partido Aragonés, ocupando posteriormente diversos cargos dentro de esa misma formación política (aunque actualmente se ha apartado de este mundo). También ha escrito, en colaboración con su marido (el periodista deportivo Mariano Menor), el libro titulado "Mi vida sobre ruedas", de carácter autobiográfico. Y ha protagonizado, junto a otras deportistas discapacitadas, el documental titulado "La teoría del espiralismo", dirigido por Mabel Lozano y en el que se intenta mostrar a estas mujeres como un ejemplo de esfuerzo y superación más allá de las limitaciones físicas.
La carrera de Teresa Perales no ha terminado aún. En unos días competirá en Canadá en otra cita mundialista. Y en el horizonte, aún lejano pero visible para ella, se encuentran las Paralimpiadas de Rio 2016, las cuales disputaría con 40 años. A día de hoy, todo hace indicar que participará. Los records batidos y las medallas ya ganadas no parece que sean suficientes para esta campeona aragonesa que, desde una silla de ruedas, ha conseguido hacer totalmente real un lema tan sencillo de decir como complicado de aplicar: "Querer es poder".
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