jueves, 3 de abril de 2014

ORO X 8 = MICHAEL PHELPS

Ya lo comenté hace meses, cuando escribí acerca de Steffi Graf y su "Golden Slam" en 1988: hay deportistas cuya carrera no se puede abarcar en una entrada de blog. Cuando los éxitos y los records se multiplican hasta niveles extraordinarios, es preferible recuperar un momento o competición concreta de esa trayectoria. Hoy quiero recuperar uno de los triunfos más legendarios de la historia del deporte, protagonizado precisamente por uno de esos deportistas cuyos méritos no dan para un artículo, más bien dan para un libro (y de los gordos) entero: los ocho oros conseguidos por Michael Phelps en las olimpiadas de Pekín en el año 2008. Analicemos, por tanto, la hazaña suprema del deportista más laureado de la historia del olimpismo.

La imagen más habitual de Phelps a lo largo de su carrera: en lo alto del podio con la medalla de oro

 Nacido en Baltimore el 30 de junio de 1985, antes de Pekín la carrera deportiva de Phelps ya había sido un rosario de éxitos: con 15 años recién cumplidos participó en sus primeros Juegos Olímpicos (Sidney 2000); al año siguiente obtuvo su primer título mundial en Fukuoka, acompañado del record del mundo (ambos logros en los 200 metros mariposa); en 2003 en Barcelona sus prestaciones se elevaron hasta cuatro oros y dos platas, convirtiéndose en uno de los grandes protagonistas del evento; y en la olimpiada de Atenas 2004 estuvo ya a punto de pulverizar todos los registros, al lograr seis oros y dos bronces. Fue sin duda el gran triunfador de esos Juegos, pero eso no era suficiente. Michael necesitaba algo más, algo que le mantuviera con hambre en los cuatro años del siguiente ciclo olímpico.

Y ese algo no fue otra cosa que el intento de batir el extraordinario record que poseía otro nadador americano: animado y motivado por su entrenador de toda la vida, Bob Bowman, Phelps se propuso superar los siete oros que en Munich 72 había ganado el californiano Mark Spitz. Se trataba, por tanto, de igualar las medallas logradas en Atenas pero logrando que todas ellas fueran recogidas en el escalón más alto del podio. Una tarea hercúlea, necesitada de la máxima disciplina y preparación con sesiones de entrenamiento que acumulaban más de 50 millas semanales de nado, trabajo de pesas y escasísimos días libres. Todo ello cumplido con una autoexigencia y seriedad poco habituales en un veinteañero, que renunciaba a las diversiones típicas de su edad para intentar ser el más grande de todos los tiempos.

Mark Spitz: el número uno de la historia de la natación olímpica... hasta el 2008

Los resultados de los años previos a Pekín 2008 no hicieron otra cosa que refrendar las posibilidades de Phelps de cara a tan difícil objetivo: cinco oros y una plata en el mundial de Montreal 2005; 7 oros en Melbourne 2007. El tiburón de Baltimore iba cumpliendo metas, afrontando la cita olímpica como serio candidato a batir el record de Spitz. La prensa internacional se rendía ante sus demostraciones de fuerza, que levantaban tanto asombro como su intensidad en los entrenamientos o como su increible dieta (que alcanzaba frecuentemene la brutal cifra de 12.000 calorías diarias).

La revista más prestigiosa del mundo del deporte también se hizo eco del intento de record

El programa con el que Phelps se presentaría a las olimpiadas quedó totalmente confirmado tras superar de forma exitosa los trials de clasificación de Estados Unidos, celebrados entre el 29 de junio y el 6 de julio de 2008. Michael intentaría ganar los ocho oros a través de cinco pruebas individuales (200 m libres, 100 y 200 m maríposa, 200 y 400 m estilos) y tres relevos (4x100 y 4x200 libres, y 4x100 estilos). Disputaría su primera final el 10 de agosto y la última el 17, y eso sin tener en cuenta las rondas previas de clasificación. Sería el gran reto de estos juegos, y por supuesto el que más expectación mediática iba a levantar.

1: ORO EN 400 METROS ESTILOS (10 DE AGOSTO)


El primer reto de Phelps se saldó con un claro y rotundo éxito, acompañado de un nuevo record del mundo: Michael empleó 4'03''84 en recorrer los 400 metros de la prueba, rebajando la anterior plusmarca (que también era suya) en 1''43. Sus principales competidores fueron el húngaro László Cseh y su compatriota Ryan Lochte; los dos aguantaron el ritmo de Phelps durante los primeros 250 metros de la prueba, e incluso le relegaron a la segunda plaza en el paso por los 50 y los 150, pero en la recta final Michael sacó a relucir todo su potencial y acabó imponiéndose de un modo incuestionable.

2: ORO EN EL RELEVO 4X100 LIBRE (11 DE AGOSTO)


Una de las carreras más espectaculares de estas olimpiadas, con unos registros inauditos: todos los participantes batieron sus records nacionales, fueron superados cuatro records continentales y, por supuesto, Estados Unidos se hizo con el oro destrozando el record mundial en 4 segundos (la nueva marca pasó a ser de 3'08''24). Todo ello con emoción hasta la última brazada, puesto que la plata fue para un equipo francés que sólo pudo ser batido por ocho centésimas. Y eso que llegaron al último relevo con 68 centésimas de ventaja sobre Phelps y compañia, tras el tercer relevo de Cullen Jones; pero el veterano Jason Lezak realizó la carrera de su vida (y que conste que eso es decir mucho) para recuperar el tiempo perdido respecto al que luego sería el campeón en los 100 metros libres, Alain Bernard. Phelps, en su línea, nadó a un gran nivel, yendo de menos a más en su posta y finalizando con un tiempo de 47''51.

3: ORO EN 200 METROS LIBRES (12 DE AGOSTO)


El tercer oro resultó mucho menos apurado que el segundo, ya que Phelps se impuso con casi dos segundos de ventaja sobre el el coreano Taehwan Park (el también estadounidense Peter Vanderkaay les acompañó en el podio con la medalla de bronce), al que ya sacaba una enorme ventaja en el paso por el ecuador de la prueba. La marca final de Michael fue de 1'42''96, rebajando en casi un segundo su propio record mundial. Era el noveno oro olímpico en su carrera, lo que le ponía al mismo nivel que auténticos mitos del deporte como Carl Lewis, Paavo Nurmi o Laryssa Latynina.

4: ORO EN 200 METROS MARÍPOSA (13 DE AGOSTO)


En el primero de los dos triunfos que Phelps obtuvo el 13 de agosto, se impuso con un tiempo de 1'52''03, que rebajaba su antiguo record del mundo en "sólo" nueve centésimas. No fue una victoria tan holgada como la anterior (sus compañeros en el podio, el húngaro Cseh y el japonés Matsuda, llegaron a menos de un segundo), pero aún así fue claro dominador de una prueba en la que estuvo en cabeza desde los 60 metros hasta el final. Con esta medalla, la mitad del reto ya estaba cumplida, y las fuerzas del campeón no parecían mermar.

 5: ORO EN EL RELEVO 4X200 LIBRE (13 DE AGOSTO)


VER RESUMEN DE LA CARRERA

En la única jornada en la que tuvo que disputar dos finales, Phelps se adjudicó también el oro en esta prueba por relevos que ya había dominado con autoridad en categoría individual. El equipo americano no pasó apuros, controlando de forma solvente la carrera desde el primer momento y reventando otro record del mundo, al acabar con un tiempo de 6'58''56 (casi cinco segundos más bajo que la anterior marca dominante). Ricky Berens, Ryan Lochte y Peter Vanderkaay fueron los acompañantes del nadador de Baltimore en esta nueva hazaña.

6: ORO EN 200 METROS ESTILOS (15 DE AGOSTO)


Tras una jornada sin finales para Phelps, el 15 de agosto continuó la borrachera de triunfos. Michael volvió a demostrar su habilidad en todas las variantes de la natación al imponerse en la final de los 200 metros estilos, relegando de nuevo a la plata a un László Cseh que no tuvo más remedio que resignarse ante la superioridad de su rival. La prueba fue controlada de principio a fin por Phelps, que llegó primero a todos los pasos intermedios y remató la faena con unos 50 metros finales espectaculares

Aquel día Phelps también fue noticia en el univeros olímpico por salir al paso de unas declaraciones que le señalaban como sospechoso de prácticas fraudulentas. El reciente positivo por clembuterol de la nadadora estadounidense Jessica Hardy (sancionada y excluida del equipo olímpico apenas unos días antes del comienzo de los Juegos) y los sobrehumanos resultados de Phelps llevaron a algunos a insinuar (sin pruebas, todo sea dicho) sobre la limpieza de los métodos del nadador de Baltimore. Michael respondió al respecto de forma clara: "Todo el mundo puede decir lo que quiera, yo sé que estoy limpio. Me presté voluntariamente al programa Proyecto Creer de la agencia estaodunidense contra el dopaje donde me sometí a diversos test para demostrar que estoy limpio. La gente puede hablar, pero los hechos son los hechos y yo tengo los resultados que los prueban".


7: ORO EN 100 METROS MARÍPOSA (16 DE AGOSTO)



Al igual que el relevo 4x100 libre, esta carrera puso el corazón en vilo a los fans de Phelps, puesto que estuvo a punto de hacer saltar en mil pedazos el sueño de los ocho oros. Los primeros 50 metros de Phelps fueron flojos, muy flojos incluso para alguien que, como él, solía ir de menos a más en sus carreras: en el ecuador de la prueba, sólo conseguía ser séptimo, a una gran distancia del líder de la prueba, el serbio Milorad Cavic. Sin embargo, la reacción tras el viraje no se hizo esperar y, ante un público ensordecedor cuyos decibelios iban en aumento, Phelps protagonizó una furiosa remontada, que le llevó a jugarse el oro en la última brazada con Cavic. A primera vista no estaba claro quien había ganado, y finalmente tuvo que ser la foto finish la que confirmará que, por una única centésima, el ganador se llamaba Michael Phelps. Indignado, el equipo serbio presentó una reclamación, pero la FINA la rechazó corroborando la victoria del americano. Fue la única de las ocho carrerras en las que Phelps (sólo o acompañado) no batió el record del mundo.

El objetivo ya estaba al menos igualado, y las felicitaciones no se hicieron esperar. Entre ellas, las del hombre record batido, Mark Spitz: "La palabra que me viene a la mente es épico. Siempre me he preguntado que iba a decir en el momento en el que pasara esto y, por supuesto, ya sabía que se lo iba a decir a Phelps desde hace tiempo. Lo que está haciendo es una fuente de inspiración para los jóvenes de todo el mundo".


8: ORO EN EL RELEVO 4X100 ESTILOS


Última medalla de Phelps en estos Juegos y, como todas las anteriores, del metal más preciado. Esta vez el equipo estadounidense (que completaban Brendon Hansen, Aaron Piersol y Jason Lezak) no se impuso con tanta claridad como en pruebas anteriores, aventajando únicamente en 70 centésimas a Australia (Japón completó el podio); no obstante tuvieron la satisfacción, además de la medalla, de conseguir un nuevo record, rebajándolo en 1'' 34 para un tiempo final de 3'29''34. El reto de los ocho oros para el tiburón de Baltimore se había cumplido satisfactoriamente.

Lógicamente, sus palabras eran las más buscadas una vez cumplido el objetivo: "Es un sueño hecho realidad. Me he divertido mucho y estoy contento de que todo haya salido tan bien. Ha habido cantidad de trabajo previo, pero estos dos últimos meses han sido los mejores de mi vida, y cada momento que he vivido aquí me acompañará para siempre". Respecto a sus planes de futuro a corto plazo, Phelps se mostró más humano que nunca: "Volver a casa, echarme en mi cama al menos cinco minutos y descansar, ver a los amigos de siempre, salir y pasarlo bien".


Incluso Disneyworld contempló uno de los múltiples homenajes a Phelps posteriores a Pekín 2008.

¿Cómo fue posible semejante proeza? Dando por hecho que Phelps ha sido un deportista limpio (los más de 40 controles antidopaje que pasó en los meses previos a los Juegos así lo demuestran), la clave hay que buscarla en una combinación tan infalible como poco usual: una constitución física privilegiada para la natación (empezando por su gran estatura, siguiendo por la enorme envergadura de sus brazos y concluyendo por un inclinación de sus pies superior a lo normal, lo que le daba un plus de propulsión); una capacidad de trabajo intensa como pocas veces vista; y una fortaleza piscológica que le llevaba a resistir y a vencer allí donde otros se hubieran hundido (en ello tenía mucho que ver el excelente trabajo motivador de su entrenador). Cuando la genética, el esfuerzo y la mentalidad adecuada se unen, sólo hay un posible resultado: el éxito absoluto.

Phelps tuvo en Pekín 2008 su Capilla Sixtina particular, pero eso no significó su despedida del deporte. Continuó cosechando éxitos en los años siguientes, e incluso consiguió batir otro gran record en Londres 2012: los cuatro oros y dos platas obtenidos en estos Juegos le sirvieron para convertirse, con 22 metales, en el deportista más laureado de la historia del olimpismo. Retirado tras este logro, su reciente regreso a los entrenamientos ha disparado los rumores de un posible regreso a la piscina con vistas a participar en los Juegos de Río 2016, información que Phelps y su entrenador no han confirmado ni desmentido. Me imagino que la mayoría de aficionados al deporte se sentirán como yo al respecto de esta noticia: por un lado, nerviosos ante la posibilidad de ver a un mito fracasar como nunca antes; por otro, emocionados ante la posibilidad de ver, una vez más, al tiburón de Baltimore lanzarse a las aguas para engrandecer su leyenda olímpica. Sólo el tiempo (y Brasil) nos sacarán de dudas...


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