Ser una estrella de la NBA no te asegura ser campeón algún
día. Eso es algo que todos los aficionados y jugadores conocen, y que la
historia de la competición se ha encargado de recordarnos repetidamente. Nombres
tan ilustres como John Sotckton, Patrick Ewing, Dominique Wilkins, Pete
Maravich, Reggie Miller o Charles Barkley (por hacer una breve lista)
abandonaron el baloncesto sin haber logrado su más preciado anhelo como
profesionales.
Hubo otros nombres famosos que estuvieron a punto de seguir
su mismo camino. Jugadores que no tuvieron la suerte de caer en un equipo en el
que en poco tiempo saborearan las mieles del triunfo. Jugadores que también
pudieron irse de vacío de la NBA, pero que en la recta final de sus carreras
consiguieron firmar por un equipo en el que lograron lo que durante tanto
tiempo se les había resistido. No siempre lo hicieron como protagonistas, pero
alcanzaron la gran meta.
A ellos, a esos baloncestistas que renunciaron a dinero o a
liderazgo en un equipo para conseguir formar parte de un conjunto campeón, va
dedicado este primer post. Ahí va mi selección.
PEDJA STOJAKOVIC
(CAMPEÓN CON DALLAS MAVERICKS EN 2011)
El caso más reciente a comentar y seguramente el más
significativo desde el punto de vista económico. No en vano, el alero serbio
firmó por los Mavericks por el salario mínimo establecido (400.000 dolares)
cuando su contrato anual había sido de 12 millones de dólares hasta poco antes,
en el momento de ser cortado por los Raptors. El sacrificio económico tuvo su
premio y Stojakovic, en su última temporada como profesional, consiguió con
Dallas lo que se le había resistido durante sus años en Sacramento, Indiana,
Nueva Orleans y Toronto. Ese mismo año, se vio obligado a retirarse por sus
problemas de espalda, pero pudo hacerlo con un anillo que acompañaba a su
título de campeón del mundo conseguido con Yugoslavia.
Pocos anillos han sido más buscados en la historia de la NBA
como el conseguido por “The Glove” con los Heat. Tras una larga trayectoria en
Seattle, donde el camino al título se vio frustrado repetidamente (con final
incluida ante los Bulls de Jordan en el 96), y un breve paso por Milwaukee,
Payton intentó el ansiado éxito con los Lakers de Bryant- O’Neal, fichando en
2003. Pero ese equipo llamado al éxito fracasó estrepitosamente en las finales
y Payton volvió a emigrar. Primero a Boston, donde su estancia fue más bien
discreta; y finalmente a Miami. Allí, con un rol más secundario (las estrellas
eran Dwaine Wade y Shaquille O’Neal,) y
compartiendo el puesto de base con Jason “Chocolate” Williams, consiguió
el título de campeón con casi 38 años y tras 16 temporadas en la Liga.
Otro de los que pensó que tener a Shaquille O’Neal de
compañero de equipo era una garantía de éxito (vete a saber por qué…). Tras 9
brillantes temporadas repartidas entre Miami y Charlotte, con muy buenos
números en anotación, y reconocido como uno de los mejores lanzadores de la
liga, su fichaje por los Lakers se produjo en el 98. Allí, su año de adaptación
fue complicado, en parte por llegar fuera de forma y en parte por las
dificultades para integrarse en un vestuario ya de por si convulso (O’Neal y
Bryant ya daban muestras de su tradicional “cariño”), y en el que no tenía
cabida otra estrella con ínfulas de liderazgo. A la segunda fue la vencida y en
el año 2000, con Phil Jackson al mando de la nave, Rice pudo sumar su título de
campeón de la NBA al que ya tenía como campeón universitario. A partir de ahí
su carrera vivió un declive constante, pero al menos el título ya estaba
conseguido.
Once temporadas en Portland no fueron suficientes para que
este excepcional escolta consiguiera el anillo. Y eso que los Trail Blazers de
aquellos años tuvieron algunas de sus mejores plantillas, llegando a dos
finales de la NBA en el 90 y en el 92. El descenso de las opciones de triunfar
en la franquicia de Oregón hizo que Drexler pidiera el traspaso a principios de
1995 a un equipo con posibilidades de ser campeón, petición que fue atendida en
agradecimiento a los servicios prestados. Los Houston Rockets no dejaron
escapar la ocasión y consiguieron al jugador a cambio de empaquetar a Otis
Thorpe rumbo a Portland. En Houston, la ciudad en la que creció y se inició en
el baloncesto (llegó a la final de la NCAA con la Universidad de Houston en
1983), y compartiendo protagonismo con el gran Hakeem Olajuwon, consiguió el
ansiado anillo ante los Orlando Magic en el mismo año de su llegada. Lo hizo,
además, con una importancia capital en las finales: promedios de 22 puntos, 10
rebotes y 7 asistencias.
BOB MCADOO (CAMPEÓN
CON LOS ANGELES LAKERS, 1982, 1985)
Quizás suena algo menos que los anteriores al público más
joven, pero hablamos de un número 2 del draft, 5 veces integrante del mejor
quinteto de la temporada y MVP de la temporada regular en 1975. Sin embargo sus
extraordinarias cifras en anotación y rebotes no venían acompañadas de títulos
(ni siquiera de buenas trayectorias en play-offs). Buffalo Braves, New York
Knicks, Boston Celtics, Detroit Pistons y New Jersey Nets no consiguieron
aprovechar las buenas prestaciones de este ala-pívot, que además sufrió
bastantes problemas con las lesiones y llevó muy mal perder su halo de estrella
en algunas de estas franquicias. Cuando no renovó con los Nets para la
temporada 81-82, parecía que su carrera agonizaba, pero entonces ocurrió lo
inesperado: Los Angeles Lakers, necesitados de un suplente de calidad en el
juego interior, le contrataron. Convertido en reserva de lujo, lideró a la segunda
unidad, y jugó un importante papel en los anillos de la franquicia angelina en
el 82 y en el 85.
OSCAR ROBERTSON
(CAMPEÓN CON MILWAUKEE BUCKS, 1971)
El único jugador de esta lista cuya llegada a un equipo
posteriormente ganador no fue por iniciativa propia, sino por deseo de su club,
los Cincinnaty Royals (hoy Sacramento Kings), de traspasarlo. Las malas lenguas
y la mayoría de periodistas coinciden que el motivo de dicho traspaso fue los
celos que su entrenador Bob Cousy sentía por el protagonismo de este
extraordinario base, único jugador en la historia de la NBA capaz de promediar
un triple-doble en temporada regular (30, 8 puntos, 12,5 rebotes y 11,4 asistencias
en 1961-62).
Asumido su traspaso, Robertson fue a parar a Milwaukee Bucks,
un equipo pujante que contaba en sus filas con un joven destinado a ser el
máximo anotador de la historia: Lew
Alcindor, posteriormente llamado Kareem Abdul-Jabbar. Los promedios en
puntuación de Robertson descendieron ante el protagonismo en ataque del pívot
californiano, pero no su maestría a la hora de dirigir el equipo. En 1971,
apenas un año después de su llegada a Milwaukee y tras derrotar a Baltimore
Bullets en las finales, “The big O” lograba uno de los anillos más merecidos de
la historia de la NBA, un premio que seguramente nunca habría logrado de
permanecer en Cincinnaty.
LO QUE ES IMPOSIBLE ES
IMPOSIBLE: KARL MALONE (2004)
Es curioso que el jugador que mejor podría representar el
espíritu de esta lista acabara por ser parte integrante de uno de los mayores
fracasos de la historia de las finales de la NBA. Hablo de Karl Malone, el
mítico ala-pívot que, tras 18 temporadas en los Utah Jazz y viendo que su gran
amigo John Stockton se retiraba, decidió abandonar su franquicia de toda la
vida para conseguir el gran sueño del que los Bulls ya le habían apartado en
dos finales. Para ello, en verano de 2003 firmó por Los Ángeles Lakers por algo
más de un millón de dólares por temporada, cuando el año anterior había cobrado
más de 18, y rechazando ofertas más jugosas de San Antonio, Sacramento y
Dallas. Karl lo dio todo pensando que con la compañía de O’Neal, Bryant y
Payton llegaría el éxito largamente esperado.
El final de la historia es suficientemente conocido: “Los
Fantastic Four” no rindieron al nivel esperado ese año (en el caso de Malone,
por primera vez en su carrera se vio muy mermado por las lesiones) y a pesar de
llegar a las finales ante Detroit Pistons, fueron barridos por 4-1 por un
equipo sin grandes estrellas pero con un puñado de muy buenos jugadores muy
bien conjuntados. Con problemas en la rodilla y a pesar de los rumores de un
posible fichaje por los Spurs, Malone anunció oficialmente su retirada en
febrero de 2005 sin haber logrado el anillo que sin duda merecía. Al menos,
siempre podrá presumir de sus dos MVP (97 y 99) y de los dos oros olímpicos
conseguidos (Barcelona 92 y Atlanta 96). Después de todo, el que no se consuela
es porque no quiere.
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